Sergio López Acedo, Alberto García Rincón, Rafael Rivero de Nicolás y Miguel del Fresno Zarza, estudiantes de segundo curso del Máster Universitario en Sistemas Espaciales (MUSE) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) se embarcaron hace ocho meses en un desafío denominado Student Aerospace Challenge. Este arrancaba con el envío de una solicitud motivada para que el comité organizador admitiera su participación en este concurso de diseño de vehículos espaciales, que ya alcanza su 18ª edición.
Esta competición promovida anualmente por el Astronaute Club Européen (ACE), ArianeGroup, Dassault Aviation, la ESA y el Musée de L’Air et L’Espace de Le Bourget, ofrece a los estudiantes universitarios europeos la posibilidad de trabajar diversos aspectos de un vehículo espacial.
En función de su formación e intereses, cada equipo elige un paquete de trabajo y profundiza en él, explorando soluciones innovadoras. Los estudiantes de la UPM, bajo el pseudónimo SARM (que responde a Space Autonomous Reusable Module, además de a las iniciales de sus nombres) se decantaron por el paquete de trabajo número 7, “Mission Profile and Concept” para el diseño de un vehículo orbital, una novedad de esta edición, muy alineada con los contenidos que han tratado en el máster impartido por el Instituto Universitario de Microgravedad "Ignacio Da Riva" (IDR) en el que están matriculados.
El vehículo debía cumplir unos requisitos mínimos: ser lanzado por un lanzador actual o en desarrollo, transportar hasta siete personas a bordo, mantenerse en órbita hasta 30 días de forma autónoma, y en caso de estar acoplado a una estación espacial hasta 6 meses, realizar una reentrada controlada, traer de vuelta a la tripulación y recuperar la carga de pago en la superficie terrestre.
Los estudiantes del MUSE, dada su formación, titularon su trabajo “Diseño de la Fase 0 de un Módulo Espacial Autónomo y Reutilizable”, pues su planteamiento era la realización de un estudio inicial para definir el vehículo que permita cumplir la misión establecida por la competición. Primero analizaron la viabilidad de distintas configuraciones y llevaron a cabo los cálculos preliminares para dimensionar los principales subsistemas del vehículo, así como la definición de su perfil de trayectorias.
Otra de las motivaciones a la hora de enfocar su trabajo fue que “este tema está siendo desarrollado, en la actualidad, por empresas punteras como SpaceX, Sierra Space, The Exploration Company o ArianeGroup. Pero esa novedad implicó que tuvimos que estudiar las múltiples vías existentes y decantarnos por una. Nuestro enfoque se centró en demostrar la viabilidad del vehículo partiendo de cero, definiendo requisitos que lideren y restrinjan nuestro diseño”, expone Sergio López.
Trabajando ocho meses desde la distancia
Estos meses de trabajo han estado marcados por una dificultad añadida para el equipo SARM, pues de sus cuatro componentes, dos estaban en Alemania y dos en Madrid. Sergio, en Bremen haciendo sus prácticas en ArianeGroup y Miguel en la Technical University of Munich (TUM), mientras que Alberto, estaba desarrollando su Trabajo Fin de Máster en el IDR y Rafael en la empresa GMV. Así que, aunque debían trabajar en equipo, tenían que hacerlo online, de forma remota y muy coordinados: “Nuestra forma de trabajar se ha basado en la división del problema global en paquetes más asequibles y resolver cada uno de los pequeños retos, pero sin perder de vista la visión del conjunto. Esta metodología la hemos aplicado en diversos trabajos del máster y con este proyecto lo hemos puesto a prueba en un escenario real”.
Después de enviar puntualmente los informes de progreso y el informe final, fueron uno de los 16 equipos finalistas que llegaron a la última fase del concurso, “The Suborbital Day”, celebrada el pasado 27 de junio en el Musée de L’Air et L’Espace de Le Bourget, donde presentaron sus trabajos durante 8 minutos y respondieron a las preguntas del jurado y del público. “Vivimos la final con mucha emoción por estar en un evento como este con gente con los mismos intereses y pasiones que tú, que incluso incluyó una inspiradora charla del astronauta Sylvain Chiron. Ha sido una experiencia enriquecedora e inolvidable”, afirman los estudiantes de la UPM.
Reconocimiento, visibilidad, confianza y una gran oportunidad
Pero no solo accedieron a la final, sino que han ganado el concurso. El jurado de expertos destacó “la robustez y el alcance de su trabajo” ya que no solo identificaron los requisitos y restricciones, sino que establecieron un análisis de la misión para confirmar su viabilidad y definir los subsistemas a bordo. Además, recogieron aspectos en los que les gustaría continuar trabajando para mejorar aún más el concepto.
“Este premio supone para nosotros reconocimiento al trabajo realizado, visibilidad y confianza en nosotros mismos y en nuestra validez. Esto demuestra cómo de preparados salimos los estudiantes y de lo que somos capaces con motivación y perseverancia”, reflexionan los alumnos del MUSE. Como único equipo español en el evento, “recomendamos a nuestros compañeros de la UPM estar al tanto de este tipo de iniciativas, que a veces no llegan a oídos de los estudiantes, porque participar en estos concursos aumenta y refuerza la avidez de conocimiento y lo aprendido durante la etapa universitaria”.
Ganar el Student Aerospace Challenge les otorga el “ESA Grand Prix”, que supone la oportunidad de presentar su trabajo en el IAC 2024, un congreso internacional de profesionales del sector que tendrá lugar del 14 al 18 de octubre en Milán. “Estamos orgullosos y agradecidos de poder participar en un congreso de esta talla y vivir esta nueva era espacial”, concluyen.