55 alumnos finalizan el Curso de Investigación de Accidentes de Aeronaves

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Con una lección sobre la desaparición del mítico avión “Cuatro Vientos”, impartida por el Jefe de la División de Medicina Aeronáutica de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea.

“La investigación de accidentes es una tarea ardua y compleja, pero lo es aún más, si no hay restos materiales del avión, de las víctimas o supervivientes”, así comenzaba su intervención Francisco Ríos Tejada, Jefe de la División de Medicina Aeronáutica de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).

La última lección para los alumnos del Curso de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aeronaves (INACCaero), título propio de posgrado de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), versó sobre la desaparición del avión Cuatro Vientos, en el trayecto Cuba-México DF, tras la hazaña lograda en el vuelo de Sevilla a Camagüey.

Francisco Ríos, explicó que la investigación de este accidente es de por sí un reto. En su caso, se ha centrado en conocer los factores humanos implicados que pudieran estar implicados en el accidente, analizando desde la dieta que tomaron el capitán Barberán y el teniente Collar, hasta las horas de descanso que tuvieron entre un vuelo y otro, pasando por la capacidad de organizar el segundo vuelo, la ansiedad y el estrés, las condiciones físicas del piloto, etc. “Todos estos factores son concomitantes, mientras que se concluye que la desorientación espacial ligada a las condiciones meteorológicas adversas serían factores determinantes para desencadenar la realización de actos inseguros que pudieron derivar en esa desaparición”, sostuvo el investigador de AESA.

Esta sexta edición ha sido seguida por 55 alumnos, 17 en modalidad presencial (en la ETSI Aeronáutica y del Espacio de la UPM) y 38 en modalidad semipresencial. Han recibido un total de 110 horas lectivas, con las herramientas básicas para poder participar en el proceso de investigación de un accidente aéreo.

“Habéis recibido una formación de calidad, un bagaje de conocimientos para afrontar con garantía una investigación de este tipo”, les indicaron en el acto de clausura en el que han recibido sus diplomas. En esta idea insistieron todos los intervinientes, representantes de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), del Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA), de la Comisión de Investigación Técnica de Accidentes de Aeronaves Militares (CITAAM) y del Instituto Iberoamericano de Derecho Aeronáutico y del Espacio y de la Aviación Comercial (IIDAEAC), señalando que la formación es una pieza clave para llevar las fronteras de la seguridad aérea más allá de donde se encuentran actualmente.

 

En este acto también recibió un pequeño homenaje al Coronel Eduardo Garvalena, miembro del Ejército del Aire y docente en este curso en varias de sus ediciones, que se jubilará en los próximos meses. Desde la ETSIAE y la dirección del INACC se quiso agradecer su implicación y entusiasmo, esa pasión por la aviación que es seña de identidad de su familia, pues se recordó que su padre fue integrante de la primera promoción de Ingenieros Aeronáuticos que ingresó en la Escuela hace 90 años.

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